Intecsa-Inarsa tiene en la sostenibilidad y el respeto al medioambiente parte de sus valores fundacionales, que dan sentido a su actividad diaria y a su forma de operar en los diferentes proyectos y mercados en los que está presente.

Por eso, en el actual contexto de mindset ambiental, en Intecsa-Inarsa ya hemos dado pasos en dirección a cumplir nuestros compromisos ambientales, como el Pacto Mundial de Naciones Unidas, al que nos adherimos hace años. Un pacto que guía nuestras actuaciones para lograr los ambiciosos objetivos que propugna y que también son nuestras propias metas.

Como empresa, nuestro desafío es reducir la huella de carbono. Y lo estamos consiguiendo. El pasado año la redujimos nada menos que un 51,3% respecto a 2019. Y sí, aunque fue un año atípico con una pandemia que obligó a parar el mundo, no es esta la única causa de esta caída.

Porque la pandemia ha sido palanca de cambio en muchos aspectos, ayudando a reducir el impacto de la empresa en el medio ambiente. Por ejemplo, al implantar nuevos modos de trabajar, como el teletrabajo o celebrar las reuniones por videoconferencia, se está avanzando hacia un modelo más sostenible y menos demandante de recursos.

Otro aspecto importante es la movilidad; Intecsa-Inarsa tiene contratado un servicio de renting de coches, que hemos sustituido por modelos menos contaminantes, de forma que la flota de vehículos de la empresa deje la menor huella posible. Igualmente, el reciclaje es algo ya habitual desde hace mucho tiempo en todos los procesos.

También es muy importante concienciar al personal, que llevamos a cabo con una política informativa y de sensibilización constante para que todos los trabajadores estén alineados en esta causa.

Y, por supuesto, practicamos una ingeniería que adapta todos sus proyectos a la óptica medioambiental, ajustando siempre los procesos al marco legal para poder proteger al máximo al medio ambiente.

Así, siempre empleamos la innovación para incluir medidas de adaptación al cambio climático en los proyectos, sobre todo en lo que respecta al uso de materiales y en las previsiones de funcionalidad de las obras, para que estas estén preparadas a los posibles efectos adversos del clima y puedan hacerles frente de forma eficaz.